En las últimas décadas en nuestra sociedad, es común que al niño/a se le aleje de la presencia real de la muerte. En general, las familias  procuran que “sepa” lo menos posible, así que, si pregunta, se cambia de conversación o se responde con evasivas. Asimismo, si en el entorno familiar tiene lugar una muerte, normalmente se aleja al niñ@ de esta experiencia cuanto sea posible, creyendo que lo mejor que se puede hacer por ell@s es evitarles el dolor y el sufrimiento que la muerte de nuestros seres queridos provoca. Pero, ¿realmente así se lo evitamos? ¿Podemos borrar a una persona querida de un plumazo?

Los especialistas tenemos claro que esta actitud no ayuda a los más pequeños a elaborar el duelo por la pérdida de sus seres queridos, es más, les crea confusión, más dolor y sentimientos como culpa y rabia que, mal gestionados, pueden complicar el proceso. Al igual que los adultos, los niños necesitan elaborar la pérdida de sus seres queridos, es conveniente facilitar la expresión de sentimientos y darles la oportunidad de despedirse de una forma que sea válida para ellos.

Por ello, hoy queremos dejaros unas pautas para manejar esta situación que en ocasiones los adultos no sabemos muy bien cómo afrontar, respondiendo a cuatro preguntas.

 

¿Cómo contar a un niño/a que un familiar está muy enfermo o ha muerto?

 

  • ¿Quién debe darle la noticia? Sin duda, la persona más cercana al niño/a. Madre o padre si es posible, ya que son las personas con las que tiene un vínculo más fuerte, las que mejor le conocen. Esto les convierte en las personas que mejor pueden hacer esta labor.

 

  • ¿Cuándo contarlo? Cuánto antes. No es conveniente dejar al niño/a con familiares, sin saber que sucede, mientras pasan todos los ritos funerarios, cuando se actúa de esta forma, generalmente, los niños/as saben que pasa algo en la familia y con frecuencia sus fantasías son peores que la realidad. Lo mejor es contarle al niño/a lo sucedido cuanto antes y darle la oportunidad de despedirse de su familiar, ya sea asistiendo al funeral (si quiere ir) o a través de otra forma que elija el niño/a. A partir de los 6 años, pueden querer participar en las ceremonias, es conveniente preguntar al niño/a si quiere ir, respetar su decisión (tanto si desea asistir como si no). Si decide ir, hay que explicarle en qué consiste un funeral y qué va a pasar. Debe estar acompañado/a por una de sus figuras de referencia, para darle seguridad.

 

  • ¿Cómo? Con cariño, cercanía, contacto físico, amor, evitando distracciones (televisión, móvil,…) Sin mentiras y escuchando las dudas y necesidades del niño/a. Con una adecuada comunicación no verbal, es decir, estar a su misma altura, mirarle a los ojos,… Cuando un niño/a pregunta es porque necesita saber, en ocasiones, podemos no entender su punto de vista, pero es importante ser sinceros. También podemos decirles que no sabemos contestarles o preguntarles, que creen ellos/as sobre ese tema.

 

  • ¿Dónde? Lugar tranquilo, íntimo, sin interrupciones. Donde ambos se sientan cómodos y puedan llorar, abrazarse o lo que necesiten.

 

Esperamos que estas pautas os resulten útiles para hablar con vuestr@s hij@s de este tema.